No puedo decir que no lo esperaba, como si anticipar la sensación fuera eso a lo que le llaman el sexto sentido. Yo sabía qué decir, pero no cómo decirlo. Tantas veces, tantas noches, tantas páginas para explicarte que yo a vos te quiero, pero no así, de esa forma. Que te quiero acá, compartiendo la vida para siempre.
Hay despedidas así, que son bienvenidas y despedidas. Siento todo esto y por eso tengo que alejarme. Ya no estás vos y tu consuelo sobre mi hombro, ahora estoy yo y mi necesidad de no hacerme daño.
No esperaba menos de vos. Esas palabras pegadas en la garganta que no sabés decir, como desde el día que nos conocimos, ya hace 15 años. Cuando de fijo me enamoré perdidamente sin saberlo, sin entenderlo.
Y terminar con "yo a vos te quiero" y "y yo a vos también". El aire se siente menos denso. Los pesos del alma se tienen que calcular en kilos, y se escapan en palabras. Estoy más liviana, feliz de estar acá, feliz de la claridad y de saber que no hay nada que sienta que deba callar.
El estar bien no es sólo el presente, es el pasado sin resolver que aprovecha cada tropezón para salir a flote y tirarnos contra el piso. Estar bien ahora es estar bien con la de antes, con sus decisiones, arrepentimientos y emociones sin resolver.
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