26 julio, 2007

De palabras: desechable(s)

A veces se me mete una palabra en la cabeza y no la logro sacar, la pienso durante todos esos ratos de buses (que puede resultar graaan tiempo perdido eso de moverse de A a B) y cada vez se me va pegando más.

Oí la palabra desechable en un infomercial mientras pasaba canales; el gran producto era un palopiso (busqué en google "palopiso" y me encantaron los resultados ja ja) con una gran característica "innovadora": el trapo con el que se limpia es desechable. Entonces ya no más eso de lavar el trapo del piso una y otra vez, basta con retirarlo y depositarlo en la basura (procedimiento que viene claramente ilustrado con luz de estoesunmilagro), inmediatamente abre una bolsa con un trapo-desechable nuevo y lo usa.

Se me ocurrió una lista gigante de todo lo que se ha cambiado por desechable: no más pañuelos, ni limpiones, ni mantillas; nada de lavar platos y cubiertos en actividades familiares, ni cargar con botellas vacías de refrescos. Parece que ahora ni siquiera existe la necesidad de usar la ropa interior más de una vez.

Además del obvio impacto ambiental de esa cantidad de material desechable (que cualquiera podría entender) me quedé pensando en lo "fácil" que hace la vida todo eso tan desechable (y sí, acepto que así es algunas veces).

Resulta "fácil" que sea desechable lo que no nos gusta, lo que a la larga no puede servir, lo que necesitamos por poco tiempo, lo que no queremos mantener, con lo que no nos queremos comprometer. Es "fácil" un estilo de vida desechable, que se pueda cambiar cuando aburra; sentimientos desechables que permitan desechar rápido el posible dolor.

Compromisos desechables, personas desechables, sueños desechables... No sé cómo se maneja eso, pero parece que es muy "fácil".


Habrá que pensar ahora en la palabra "fácil"...

21 julio, 2007

A pocos días de "cerrar" un ciclo

Ya estoy en finales de julio, sé que pronto será agosto y (desde mi perspectiva) se "cerrará" un poco este ciclo que empezó cuando supe que andaba cargando en mi vientre algo un poco ajeno. Esos ejercicios mentales de analizar el antes y el después, dónde estoy ahora y dónde estaba antes solían ser mis favoritos; hace algún tiempo los evito porque me confunden un poco, pero ahora resultan inevitables.

No soy la misma y no me siento la misma, a pesar de que es algo que se puede dar cualquier año en este caso es diferente. Todo se alineó de manera especial, todo cambiaba y yo misma lo hacía; muchas veces temí perderme (aún temo un poco) pero aún sigo acá.

Podría decir que empecé flotando, viendo todo desde lejos (más bello pero más distorsionado) y de lejos todo parece más chiquito... más chiquito y más posible. Entre más pequeño mejor me cabía en la mano, y en la boca, me comía el mundo de un bocado (aunque después no fuera tan fácil de masticar).

Ha sido cuestión de tiempo, con los meses floto cada vez más bajo y los objetos en mis espejos están más cerca de lo que parecen. De pronto había cambiado unas pequeñas soledades por compañías, algunas grandes compañías por unas ausencias, unos grandes sueños por grandes realidades.

Cambié mis lapiceros por lápices, mis números por dibujos, mis antologías gigantes por Fabriano Rosaspina, los pupitres por bancos, mesas y caballetes. Pero ahí seguían todas las cosas que había dejado atrás, seguían los lapiceros y los números, las palabras que más importaron de las antologías gigantes... porque siguen siendo parte de mí.

Después de todo tal vez no era dos (ni Ana ni Marcela), si no una sola con muchas posibilidades. Posibilidades amplias de crear cosas hermosas, hermosas y con significado; posibilidades de continuar por un camino sin dejar otro, de unir todo una pieza a la vez. Posibilidades de no ser como los unos ni como los otros, ser el punto medio que yo me inventé.

Ahora sigo flotando, pero poco, poquitísimo... a punto de poner los pies en la tierra (o en la arena mojada y bañada de agua de mar). De aquí todo se ve igual, ni más pequeño ni más grande... y la sensación resulta encantadora muchísimas veces.




La foto se llama Jalejop! y es del blog Eboptica.