27 julio, 2011

Bajones

Hay una etiqueta que uso para el blog que se llama "Así soy cuando me caigo". Estos días la he pensado mucho, especialmente porque no dejo de tener la sensación de que los bajones caen sobre alguien más, sobre otra que no es la misma de siempre.
De pronto se sienten como dos, una lucha fuertemente porque la del bajón desaparezca. Su argumento: ha costado mucho alejar el drama como para dejarlo entrar de nuevo. Y bueno, la del bajón no quiere más que pasar el día en cama, durmiendo, viendo tele o perdiendo el tiempo en Internet... que poco importa lo que esté pasando alrededor.
No hay que dejarse engañar, la falta de emoción no es necesariamente pereza; a veces parece ser algo más grande, más poderoso.

10 julio, 2011

De cómo (no) llegar a la copa de un árbol

Pues he pasado varios días dándole vuelta al asunto del estancamiento, que es básicamente como andar alrededor del tronco de un árbol pensando que después de mucho caminar se podría llegar a la copa.

No que sea del todo inútil, el tiempo puede servir para darse cuenta que hacer eso no resuelve, o pensar en opciones para subir. Pero hay que tener claro que no está llevando a ningún lado.

Sin embargo, un día de estos MY me dijo una de las cosas más claras al respecto. Algo así como que parece estar presente esa incapacidad de hacer pequeños cambios que llenen o satisfagan.

Entonces de pronto una necesita que la vida se ponga de cabeza para salir de un estancamiento. Y hay que tener en cuenta que la vida puede cambiar para bien o para mal, pero de alguna manera igual mueve y una se da por satisfecha.

Se me ocurren dos cosas al respecto:

1. De verdad me cuesta (no que sea imposible) sentirme satisfecha con pequeños cambios. Aunque pasen, aunque sean exitosos, aunque realmente los quisiera.
2. La paciencia no es uno de mis fuertes y se me hace que los pequeños cambios necesitan tiempo, esfuerzo y perseverancia; entonces ni siquiera los hago.

En este momento no sé cuál de las dos sería la correcta, es la primera vez que me da por pensar en esto.

Pero en todo caso, no habría más que probar; hacer pequeños cambios, empezando con el de hoy (que me llevó 7 horas, no sé qué tan pequeño se puede considerar). Y si ésta no es la manera de saberlo, al rato me pase como lo del árbol... después de media hora de estar caminando me daré cuenta de que así no se llega a la copa.

07 julio, 2011

Menudo

Justo al borde de la tormenta
-en la hora más callada-
se dio cuenta que en sus bolsillos no andaba ni para el drama.

05 julio, 2011

Volver

Me pregunto si realmente te dejé de sentir, si una puede dejar de sentir alguna vez.
Si las ganas sólo se calman momentáneamente. Mientras la mente juega a entretenerse con otras palabras, con la fantasía de otras bocas, otros rizos cayendo sobre los senos.
Pero las ganas, esas -las de siempre- no mueren nunca, no se van.

Y sos eso, quererte siempre igual. Dejarte ir en toda la vida consciente, permitir que te apoderés de la vida insconciente.
Extrañarte a mares es sólo una excusa, una manera racional de decir que este presente debería incluirte a vos.