26 marzo, 2007

Rarezas... ¿cuántas?

Sirena me manda una tarea, escribir 6 de mis rarezas... y mientras me tomo un tiempo para pensarlo se me ocurre que andar pensando en eso también es un poco raro.


1. Siempre camino del mismo lado en los lugares donde tengo que pasar constantemente. Camino sobre la misma acera de ida y de vuelta, cruzo en el mismo punto, doblo en el mismo lugar... aunque sea exactamente lo mismo ir del otro lado. Las pocas veces que por alguna razón camino en la otra acera o tomo otro camino siento que estoy en un lugar donde no he estado antes.

2. Paso mucho tiempo inventando diálogos extraños en mi cabeza. Son conversaciones que tendría con alguna persona y suelen ser bastante largos, incluyen variaciones de tema y cosas de las que me acuerdo de repente... aún no sé por qué pero lo hago hace muchos años.

3. Me encanta pasar canales cuando estoy viendo tele, aunque me guste lo que estoy viendo, aún cuando estén dando el programa y no sólo en los anuncios. También ver dos o hasta tres programas al mismo tiempo pasando de uno a otro por ratos (termino sin entenderlos, pero me gusta). Es tanto que cuando me quiero sentar a ver una película completa por cable tengo que dejar el control remoto lejos de donde esté.

4. Cuando ando en un bus o en carro me gusta buscar paredes o portones grandes e imaginar qué pintaría en ellos.

5. Respecto a las cosas en mi cuarto, me ubico más en el desorden que en el orden. Se me hace más fácil encontrar las cosas cuando mi cuarto está desordenado que cuando está ordenado, casi siempre es porque buscando alguna otra cosa veo todo donde está y a la par de que cosa entonces al buscarlo sólo asocio las imágenes. Cuando está ordenado todo está en gavetas, pero no sé exactamente en cuál. (Tal vez si ordenara las cosas con alguna lógica no pasaría esto)

6. Hay muchas frutas que no me gusta comer, no las odio pero no me gustan tanto como para buscar comerlas, no me gustan ni solas ni como sabor de nada. Ejemplos: la piña, el cas, la mora, el coco, la naranja, la mandarina, etc... Sin embargo, de vez en cuando me da un antojo de alguna de ellas, me la como y ya, después me dejan de gustar de nuevo.

22 marzo, 2007

No es más que mi piel

Esta piel morena que es sólo tuya está cortada en el medio,
esta piel que admirás de cerca lleva cicatrices que podés tocar con los dedos.

Mi piel cargada de defectos es la que te llena los días y así la adorás,
mi piel, que me pesa un poco, te hace los días mas ligeros.

Esta piel que envuelve la tuya por horas a veces se siente ajena,
esta piel lleva huellas que no deja borrarse.

Mi piel lleva tu olor impregnado,
mi piel no se escapa de tus sueños.

Esta piel se torna algunos días del color de tus ojos,
esta piel a veces lastima, cuando no me lleva dentro.

17 marzo, 2007

El adiós para llevar

Te pinto este adiós y desearía que no fuera negro, que no pesara; esperaría que no lo llevarán tus ojos de manera tan obvia.

Escribo este adiós y mi piel quisiera que fuera bienvenida, pero esa no piensa y sólo siente; esta piel que llevo encima sólo se dedica a extrañar tus manos cálidas.

Rayo este adiós en tu alma con punta seca, pero tu alma no será más que la plancha de lo que serán las copias regadas de mi propia alma.


Las manos se me secaron y el adiós mejor pedilo para llevar, porque aquí sólo puedo hacerte(nos) daño.

15 marzo, 2007

si escucharas mis palabras más seguido
y sin testigos de por medio
te diría que te salieras poco a poco de mis sueños

que te alejaras de mis noches
que no las llenes de algun cuento
y que te lleves por un tiempo esos tristes ojos negros

pero no hay palabras ni hay oídos
tampoco tiempo para terceros
entonces es seguro que hoy
como todas las noches
te me seguirás apareciendo

11 marzo, 2007

Entre tantos días de sol se colaron días nublados; hoy todo amanece mojado y recuerdo que siempre un poco de agua hace bien, pero tantas nubes grises y vientos frios deberían irse para darle paso a esas tardes cálidas que me llenan a poquitos el alma.

A veces los días son como yo, me roban lo que llevo dentro y se tiñen de mis colores. Siento escondido entre el paisaje mi pelo oscuro y mis ojos negros, en un buen día mi sonrisa clara y mis manos blancas se parecen a la luz del sol entre los árboles.

Otras veces parece que llueve y mi piel se ve más opaca, sin embargo afuera todo es claro y el cielo sigue estando azul. Esos días siento el contraste como una línea de marcador grueso negro sobre mí.

Ahora, al terminar de escribir (que toma más tiempo del que nos imaginaríamos todos) sigue lloviendo poquísimo y hace sol... entonces siento que hoy, como yo, se mueve entre los extremos de una gran curva.