29 mayo, 2007

Sacando males del organismo

Ayer me atacó una congestión nasal, esas que empiezan como alergia y dos veces cada año se transforman en una gripe de verdad, con posibilidades de visita al médico y días de reposo. Los días siguientes mi organismo se encarga de todas las maneras posibles de sacar todo lo malo que lo está atacando, para que en algún momento pueda ser la misma de antes y sufrir sólo los males de siempre: algún dolor de estómago por una gastritis de hace años, algún mareo porque tengo la presión un poco baja o algún dolor de espalda por mi mala postura en los nuevos bancos sin respaldos donde me siento ahora.

Pero hoy además de lo que mi organismo tiene que sacar para curarme de los inicios de gripe, tengo que sacar yo también en palabras muchas cosas más; algunas las guardo para luego y otras son de las que se reproducen rápidamente. Éstas últimas deben ser expulsadas de inmediato, antes de que encarguen de invadir todo lo bueno y matarlo poco a poco.

Entonces...

Yo no soy esa de faldita de colores que vive esperando que llegue un gran hombre a rescatarla, y por rescatarla se me ocurre: mantenerla. Nunca ha estado en mis planes ser ama de casa de tiempo completo, llevar a los niños (pero ¿cuáles?) a la escuela muy temprano y luego tomar el día completo entre compras, amigas y cafés. No soy esa que se limita en lo que sueña ser porque mi papel será en la cocina. No seré un depósito inactivo de placer para ninguno.

Yo no me creo todos los cuentos que me han contado, ni voy a misa todos los domingos, en realidad ningún domingo. No soy amable ni simpática cuando no quiero serlo. No seré nunca un adorno de una vida perfecta de otro, ni mataré mi propia felicidad por acompañar del brazo a un hombre. Yo no me quedaré limitada al pequeño mundo que me asignan a veces, porque he conocido que hay mucho más afuera. Yo no dejaré que mi futuro sea lo que otro quiera.


Por lo tanto, parece que ese puesto está vacante...

23 mayo, 2007



Has dicho muchas frases de amor erradas

yo sólo quería una palabra


21 mayo, 2007

Algunos días leer mis archivos es como ver una fotografía en la que aparezco en un lugar que no recuerdo haber estado


16 mayo, 2007

Tiene razón Denise, se equivocó Cortázar en la duración media del llanto... yo puedo llorar horas, llorar antes de dormirme y seguir llorando en sueños. Llorar mientras almuerzo, llorar durante todo el viaje en autobus porque lo ví y me despedí de lo que era para mí... Puedo llorar toda la conversación por teléfono cuando me hago un poco más valiente al contarlo.

Y puedo llorar todo el tiempo que pasa mientras se me ocurre qué escribir en este post...

Puedo llorar mucho tiempo, mucho más de tres minutos... y aún no parece suficiente.

03 mayo, 2007

Quería que lloviera,
sentada en la oscuridad de esas noches de apagones quería que lloviera;
ahora la lluvia no se me va del ruedo roto del pantalón,
la tabla de dibujo no se seca,
ha vuelto a aparecer la alergia
y cuesta encontrar seco el lugar que me guardaste a tu lado.