19 enero, 2006

Unos ojos que han llorado

"Es cierto que los refugiados estamos hechos de lágrimas, pero también es cierto que el mundo se ve más claro a través de unos ojos que han llorado"
Refugiada colombiana en Ecuador


Retomo el tema de los refugiados, no solo por las miles de reflexiones a las que me lleva este tema, si no también porque se ha vuelto tema diario para mí y es imposible apartar la cabeza de algo así al salir de la oficina o al terminar una visita.

Hoy realizamos las primeras visitas a proyectos microempresariales que están realizando los refugiados, debido a su condición uno sabe que se puede encontrar desde la persona más estudiada y de una clase social alta hasta las personas más humildes, simplemente cuando llegan al país de asilo ninguno es más que otro, y todo lo que tenían ahora es parte del pasado.

A través de estos días nos hemos dado cuenta de otra realidad, una que va más allá de las historias de como han huido, y es como quieren salir adelante y como ponen todo su empeño en hacerlo, a pesar de las circunstancias; están quienes han recibido microcréditos y han logrado salir adelante, quienes han fracasado, y quienes están tratando de salvar su proyecto.

Entonces me quedo pensando, no todo tiene que ser malo, y esta experiencia no tiene porque necesitar
curita, todo lo contrario, necesita discernimiento y disposición para aprender de ellos, de sus experiencias y sus ganas, contagiarse un poco de ese espíritu de lucha y hacer de uno mismo una mejor persona.


*Tengo que dar unas capacitaciones a emprendedores que son posibles beneficiarios del programa de microcrédito, basadas principalmente en la motivación, y ahora me pregunto si no irá a ser una retroalimentación, y ellos nos motiven también a nosotras.

3 comentarios:

Floriella dijo...

¡Claro! Ese es el espíritu, de cada cosa mala o fea o triste, por más pesimista que sea, siempre habrá algo bueno que rescatar. Ahí aplica en todo su espectro el dicho ese de que "no hay mal que por bien no venga".

Solentiname dijo...

Es que Ana, ya decía aquella frase "no se puede hablar con quien no ha comido su pan con lágrimas". Vas a ver que sí, resultan una enorme inspiración.

Humo en tus ojos dijo...

Sip, con frecuencia, estas experiencias terminan poniéndolo a uno más como aprendiz que como maestro.