Anoche se apareció entre lágrimas y sueños, me le acerqué lentamente y observé durante un instante aparentemente eterno su sonrisa.
Con cada centímetro me llenaba más su olor y me deshacía esa esencia tan genuina, la que me hace voltear al distinguirla entre pasillos.
Estaba ahí, era un sueño y le dije adiós; ayer supe que no pertenecía aquí.
3 comentarios:
mmm... Andamos las parcas hilando, midiendo y cortando hilos entre sueños...
bienvenida a la temporada de nieblas.. donde la frontera entre el deseo y la posesion es imperceptible!!!... te entiendo... yo tambien trato de arrancar a alguien de mis sueños...
Lo peor es cuando, una vez desterrados, se aparecen después como los demonios y fantasmas esos que andan por el bosque... si aparecen en el momento preciso es difícil despistarlos, o despistarse.
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