Un día se le ocurrió, mirando el techo oscuro, que si no dormía de noche era porque estaba él en su cama, susurrándole del cuento que los dos inventaban.
Ese día decidió escribir a oscuras, sin renglones y sin faltas; oírlo atentamente y perderse en sus palabras.
Ahora de noche se carcajeaba y su risa inundaba calles sucias y abandonadas; sus notas no eran más que hojas arrugadas con frases sin orden y cortadas.
Algunas no escribía y sólo hablaba, le enseñaba de sus manos oscuras y cálidas que lo dejarían irse de madrugada.
Le inventaba palabras, porque cómo se le dice al dolor de alma si no que con una palabra inventada.
Y la noche dejó de ser noche y ya no acababa con el alba, eran horas de risas y de lágrimas, de hacer un espacio en la cama; se hizo eterna, se escapó intacta.
2 comentarios:
Es bueno a veces sentir un espacio ocupado al otro lado de tu cama, aunque esté vacío... Es bueno sentirte abrazado, aunque no tengas a nadie al lado..
Es cuestión de no querer sentirse solo de vez en cuando, y buscar la compañía perfecta para esos momentos!!
primero me quedó un sabor hermoso... pero ahora que lo releí me supo a picadillo (de babas ajenas que no nos gustan?)
¡!Lo ignoro todo!!!!
Publicar un comentario