21 diciembre, 2010

Desazón

Yo soy muy mala para los rencores.

(o buena, no sé... depende de cómo pretenda una llevar la vida)

Se me quedan adheridos a la piel como tinta de grabado en las uñas.

(he tenido cosas incómodas y difíciles de quitar en las manos, pero la tinta de grabado está en el top... tener que removerla con aguarrás era una pesadilla)

Cuando se trata de cariños, brotan espontáneos... normalmente son fuertes y cálidos.

(dice un amigo que cuando yo hago clic con alguien, por la razón que sea, siempre doy ese paso de más "the extra mile" en las cosas que hago. sí, lo acepto)

Los rencores parecen agua en punto de ebullición.

(esto sonaría a recuento de cambio de año, en la lista de pendientes está el aprender a manejar la montaña rusa emocional que implica estar rodeada de gente querida)

Yo me alejo, me escondo, huyo... Ni siquiera puedo enfrentar la desazón.

(y entonces ahora tengo la voluntad lavada, justo cuando iba a terminar de comprar regalos que llevo planeando por meses y que sé que iban a hacer a la gente querida muy feliz. nada, levántese y váyase a Chepe, que lo peor es hacer sola todo más grande)

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