Yo tengo que dejarlo salir de mi boca en palabras, perderle el miedo de aceptarlo a otras voces... Tengo que sentarme un día y dibujarle un camino entre nublado y soleado por el que caminará para salir al mundo, mi mundo.
Tienen que saberlo ellas, pero a poquitos porque da miedo... pero el miedo es para mí conmigo misma, sólo que resulta eso de proyectarlo en ellas.
Entonces lo digo: no es salir a mi mundo, es dejarlo entrar de nuevo al lugar de donde decidió alejarse sin más (y aún cuando lo escribo cuesta, porque como lo digo estos días, aún no logro dejarlo atrás).
No sé si será un error, no sé si así tiene que ser... pero hay decisiones que no se aplazan, que no se piensan infinitamente; hay momentos de decidir si brincar al agua hasta sin saber nadar o si dar media vuelta y dejarlo atrás, pero estando en la orilla no se llega a ningún lado.
Me lanzaré dudando si realmente sé nadar... sólo espero no necesitarlo.
2 comentarios:
Definitivamente lo escribiste "Hay decisiones que no se aplazan"
Si las opciones son tirarse a nadar o quedarse rumiando una decisión, me atrevería a decir que siempre es mejor tirarse, aunque las aguas se vean oscuras y turbias... De todas maneras, vos tenés quienes te sacaremos en caso de peligro.
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