09 abril, 2011

Una puede (debe) anhelar todo el tiempo, sin parar. Anhelar la casa propia, que no la hace propia el comprarla, la hace propia el habitarla. Anhelar la maravillosa fiesta de cumpleaños, junto a toda la gente más querida y un pastel lleno de velas. Anhelar los besos al despertar de una mujer perfectamente colocada en la vida, que haga reír la mayoría del tiempo y que el que queda se vaya en conversaciones distraídas. Anhelar el éxito, y que el éxito no sea más que poder ser feliz con lo que se tiene, con lo que se gana. Anhelar que lxs que están acá no se vayan, y que si se van sea sólo porque la vida pasa. Anhelar siempre, a cada rato... que no sé qué hacer con el tiempo vacío donde quedo esperando.

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