12 noviembre, 2007

Todo lo que parece un final y es en realidad un principio

Aunque el principio del telar sea hilar e hilar los hilos, cambiar de puntadas y cambiar de hilos, seguir la secuencia hasta llegar al final... aunque el principio sea llevar el hilo y no perderlo hasta la última puntada no hay que olvidar cortarlo cuando sea necesario, tener unas tijeras a mano y si es necesario llamar a otras manos que puedan ayudar.

A pesar de que el corte del hilo parezca el final es sólo el inicio y aunque parezca que la última puntada es la conclusión, esto sólo lleva a miles de puntadas y miles de hilos en cientos de telares que aún no logro descubrir.





Yo ahora no me siento concluyente, pero los finales llegan sin pedirlos y sin darnos cuenta.

4 comentarios:

pezenseco dijo...

Hola Ana, me gustó mucho este texto. Los hilos, los tejidos, los textiles, los textos, la vida, todos son miembros de una misma "familia"... Un saludo.

Andrés A. Villalobos Vargas dijo...

eso es lo peligroso de las tijeras, que existen y sirven para cortar...

pero también es una ventaja...

(o quizá no entendí)

lindo texto.

Damián Arroyo dijo...

cómo que final?????

Ana dijo...

Víctor> La continuidad de los hilos deja miles de metáforas puestas en la mesa, por otro lado la posibilidad de desaparecer esa continuidad con una acción resulta también fascinante.

Meleobro> Lo peligroso y lo bello diría yo. Nada como tener un hilo con mil nudos y decidir sólo terminarlo con la tijera, dejando así espacio para continuar o empezar de cero.
¡Gracias!

Damián> Otro final, uno paralelo