21 julio, 2007

A pocos días de "cerrar" un ciclo

Ya estoy en finales de julio, sé que pronto será agosto y (desde mi perspectiva) se "cerrará" un poco este ciclo que empezó cuando supe que andaba cargando en mi vientre algo un poco ajeno. Esos ejercicios mentales de analizar el antes y el después, dónde estoy ahora y dónde estaba antes solían ser mis favoritos; hace algún tiempo los evito porque me confunden un poco, pero ahora resultan inevitables.

No soy la misma y no me siento la misma, a pesar de que es algo que se puede dar cualquier año en este caso es diferente. Todo se alineó de manera especial, todo cambiaba y yo misma lo hacía; muchas veces temí perderme (aún temo un poco) pero aún sigo acá.

Podría decir que empecé flotando, viendo todo desde lejos (más bello pero más distorsionado) y de lejos todo parece más chiquito... más chiquito y más posible. Entre más pequeño mejor me cabía en la mano, y en la boca, me comía el mundo de un bocado (aunque después no fuera tan fácil de masticar).

Ha sido cuestión de tiempo, con los meses floto cada vez más bajo y los objetos en mis espejos están más cerca de lo que parecen. De pronto había cambiado unas pequeñas soledades por compañías, algunas grandes compañías por unas ausencias, unos grandes sueños por grandes realidades.

Cambié mis lapiceros por lápices, mis números por dibujos, mis antologías gigantes por Fabriano Rosaspina, los pupitres por bancos, mesas y caballetes. Pero ahí seguían todas las cosas que había dejado atrás, seguían los lapiceros y los números, las palabras que más importaron de las antologías gigantes... porque siguen siendo parte de mí.

Después de todo tal vez no era dos (ni Ana ni Marcela), si no una sola con muchas posibilidades. Posibilidades amplias de crear cosas hermosas, hermosas y con significado; posibilidades de continuar por un camino sin dejar otro, de unir todo una pieza a la vez. Posibilidades de no ser como los unos ni como los otros, ser el punto medio que yo me inventé.

Ahora sigo flotando, pero poco, poquitísimo... a punto de poner los pies en la tierra (o en la arena mojada y bañada de agua de mar). De aquí todo se ve igual, ni más pequeño ni más grande... y la sensación resulta encantadora muchísimas veces.




La foto se llama Jalejop! y es del blog Eboptica.

4 comentarios:

Murasaki dijo...

Esa sensación de haber superado un tramo difícil y de salir de ello con una mirada más amplia, más "limpia" y sobre todo esa certeza de poder encontrar un centro es lo mejor!

Pues mucha suerte con ese aterrizaje y que vengan muchas cosas bellas!

Un abrazo

Sirena dijo...

Yo a veces dudaba si ocurriría el aterrizaje, y debo decir que tuve miedo. Todos lo tuvimos pero tratamos de acompañar un poco el viaje, cuanto fuera posible por si había que atajarte... Me alegra mucho leer esto y me da tranquilidad. Hermosas flores en el bosque!

Humo en tus ojos dijo...

A mí también me alegra, ahora todo tiene sentido... y el universo regresa a su lugar

Ana dijo...

Murasaki> La palabra limpia me parece bastante adecuada, todo más limpio y tranquilo, callado después de mucho ruido. Gracias por tus palabras y tus deseos.
Un abrazo de vuelta.

Sirena> Pues ¿qué te diré? Tengo mil cosas que decirte. Vos me hiciste entender esto, lo que estaba pasando... ya después me dediqué a aceptarlo. Ha costado un poco, pero lo prefiero así, poco a poco... para que salga bien.

Humito> No todo todo tiene sentido, pero gran parte... igual siempre es bueno un poco de incertidumbre (acabo de tener una regresión y creo que la incertidumbre se calcula con una fórmula y que se aplica a algo y no séééé... regresión!!!)