15 mayo, 2012

Propia

A veces, durante segundos, no reconozco a la del otro lado del espejo. Está bien, a veces identificaba perfectamente a la que aparecía por allá, como todo lo que no quería ser.

Yo no sé si terminaba sobrando el drama, y las cosas no estaban realmente tan mal. Sin embargo aún recuerdo un par de episodios y el corazón se me hace un puño.

Esto debería llamarse "de perderse por un tiempo y volverse a encontrar". Tal vez debería existir una etiqueta así. Entonces escribiría todos los días de cómo se siente estar en la misma piel (bueh, ni tan la misma) y que todo se perciba diferente.

En el espejo de mi baño escribo mantras. Frases que debería ver todos los días, como recordatorios para lo que no debo dejar ir. Ya no significan lo mismo. Hay días que quiero borrarlos, adoptar nuevos. Otros días quiero dejarlos ahí, para saber bien cómo estoy acá.

A pesar de todo, alguna gente sigue encajando igual; algunos espacios se sienten aún muy propios. Tal vez no es que una sea otra, sino que ahora es más propia.






*Quisiera dar el crédito por la imagen, pero ya pasé 20 minutos siguiéndole la pista en Google y nada. Culpo a la gente que no sabe pinear correctamente. Igual, aquí la vi originalmente.
**¿Pinear? ¿De qué estoy hablando? De Pinterest.

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