Quería que lloviera,
sentada en la oscuridad de esas noches de apagones quería que lloviera;
ahora la lluvia no se me va del ruedo roto del pantalón,
la tabla de dibujo no se seca,
ha vuelto a aparecer la alergia
y cuesta encontrar seco el lugar que me guardaste a tu lado.
5 comentarios:
aaaaaa
hace rato no leía unas palabras tan cercanas, tan artesanales =)
me alegro haber conocido el último bosque, andaré por aquí seguido...
A dos de mis perros les da tanto miendo la lluvia que, ante el primer trueno, creen que va a bajar un monstruo del cielo a comérselos vivos y tiemblan, gimen, sufren con todos sus músculos. Ahora a mí también me da miedo la lluvia...
¿Desinventamos pecados?.
www.despecador.blogspot.com
Anita... me encantó este post...
Lo importante... es que aunque estuviera mojado el lugar... siempre era un lugar guardado...
Un abrazo...
jue, Ana ud si que...bueno, este, muy tuanis la entrada.
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