16 enero, 2007

Tercera persona

Un día se le ocurrió dar la espalda, porque lo que no se veía a los ojos y con la frente en alto no molestaba tanto.

También se le ocurrió buscar cuentos largos y vacíos que mataran el tiempo mientras pasaba lento, sin saber realmente qué era lo que esperaba que llegará.

Se le ocurrió dejar las cortinas cerradas durante las horas de sol, apagar la música y encender la televisión.

Contó las palabras y no eran muchas, pero se dió cuenta de que si se escribían en primera persona no eran más.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta muchoeste blog.Dado q estoy full de brete, y con stress, encontrar una pagina como esta de da un respiro para continuar.
Date una vuelta por mi blog, y refrescate en las olas.
Saludos!

Julia Ardón dijo...

andaba por aquí y se me ocurrió entrar a saludarte.
¿ qué tal?
Cariños

Solentiname dijo...

o sea, un suicidio a cuotas...

Humo en tus ojos dijo...

tal vez en primera persona las palabras no sean más, pero son más cercanas, más sentidas, más concientes y más responsables

jaguar del Platanar dijo...

Sin palabras...bueno sí una: conmovedor.