25 diciembre, 2007

Supongo que siempre tiene que haber una primera vez, y entonces el recuerdo quedará para años venideros donde en una cascada de recuerdos se pregunte una voz interna cuál ha sido la más triste, la más llena de lágrimas, la más cargada de pasado y nada de presente.

Supongo que tenía que pasar, entonces amanecería el día completamente gris y lleno de lluvia, frío y viento; querría uno no levantarse jamás de la cama con ese pretexto cuando en realidad no encuentra uno alguna otra buena razón... Buenas razones he pedido, pero es que no lo entienden.
Supongo que así es, por lo tanto era momento de aceptar una humanidad que a veces se le pierde entre adornos genéricos de plástico en gamas de colores rojos o verdes y un olor a ciprés que en algún lado que no es este ya se pone amarillento.

Supongo que nadie escribió nunca que era ley con castigo de muerte sonreír durante toda una noche y el día que le sigue, o al menos que la sonrisa debía ser sincera. Casi todos sonreían pero ahí los ojos hinchados de llorar no habían desaparecido. Pocos habían querido levantarse, muchos fueron empujados por algo que no sé que fue.

Supongo que son días como cualquier otro y pasan más rápido de lo que parece...

01 diciembre, 2007

Todo en las tijeras

A veces me despierto (no del sueño físico de todas las noches si no más del sueño mental, de la ceguera temporal) y me bailan en los ojos las cosas que daba por sentadas; las cosas, las personas, las palabras, las imágenes, los colores... me baila en los ojos la vida que nunca había visto.

Se me aparecen de frente las tijeras, que nunca fueron más que tijeras... tijeras, la palabra no me dice más.

Pero las tijeras cortan esos hilos que ahora son sólo un nudo que no deja avanzar el telar, cortan las páginas llenas de palabras que fueron mentira y cortan ese papel al que le dejo cicatrices que resultan hermosas siluetas...

Hoy unas tijeras cortaron todo ese pelo que sólo me ataba al pasado, cortaron la impresión de que todo pertenecía a sus manos, ayudaron a terminar con tanta monotonía del negro oscuro de mi cabello para pasar a ser movimiento y color.

Sí, hoy estoy renaciendo y ya no me ata la espera de un futuro que sólo quería que fuera como el pasado. Hay cosas hermosísimas afuera y algunas salen de mis manos.