14 septiembre, 2007

Me cuesta menos decir...

Hay cosas que cuestan afirmar, que me cuestan afirmar. No sé por qué decir o pensar que todo todo está bien y no podría estar mejor es una de esas. Es alguna clase de reflejo buscar siempre alguna cosita, alguna basurita en el ojo que no me deje ver que todo es maravilloso y que el camino está lindo, bien hecho y que lleva a un lugar hermoso. A veces se me ocurre que es no resultar conformista pero la mayoría me suena a puro pesimismo.

¿Será que se siente mejor hablar de las penas, de lo que pesa y se debe resolver?, ¿será más material de conversación para una tarde que llueve mucho y uno se refugia en un café? La verdad no me parece, pero siempre existe la posibilidad de haberse acostumbrado a la dinámica y de ahí todo suena igual.

Ya van muchos días que lo he estado pensando y me cuesta menos decirlo: estoy completa, llenísima de lo más bello y se me escapa en sonrisas. No digo que a veces no aparezcan detallitos, pero tienen la amabilidad de no asustar más de la cuenta y desaparecer rápidamente.

Tal vez vivir así cansa: tantas cosas, emociones, lágrimas de felicidad de vez en cuando, tanto por aprender y por hacer; y estoy cansada pero de alguna forma todo cae en su lugar y al final del día el cansancio resulta satisfactorio. Al final del día encuentro menos quejas que en cualquier otro momento pasado.


Mis días los llenan muchos planes, palabras escritas y de vez en cuando dichas, imágenes hermosas que se me dibujan en la cabeza buscando espacio para salir en algún proyecto. De pronto me veo en una realidad que había planeado y nunca había hecho mucho para traerla a la realidad... me sorprende lo cerca que estaba de mis manos.

Mis días se llenan de miradas hermosas y de unas manos morenas que se enredan en mi pelo. Detalles que llevan ya casi un año de ser parte de mis días y de hacerme crecer con todas las cosas vividas. Y también me cuesta menos afirmarle que me llena de la felicidad más nueva que he sentido; que poco a poco (como realmente tiene que ser) todo lo vamos a acomodando y que empiezan a pintarse formas hermosas de todos los colores.

La cara nueva del blog era un paso, lo refleja casi todo y faltaban las palabras... pero ya están aquí.


La foto es de acá

02 septiembre, 2007

Al final... gracias

Me puedo sentar a hacer un recuento de los errores que he cometido, acordarme de muchas cosas y clasificarlas como errores. Pintarles la esquinita de color, dejarlos archivados en un puño de papeles que puede ser grande; pero la esperanza es que con los años se haga más pequeño, menos frecuente. Y si no es así al menos que sean menos errores repetidos; esos que terminan engrapados junto con otros, esos que son un gran montón de papeles que resumen el mismo error cometido diferente.

Pero también pienso en los errores que no cometí, que ahora puedo decir que iban a ser errores; no lo fueron por decisión mía, por decisión de algo más o en algunas ocasiones, por decisión de alguien más....

Por eso hoy te agradezco no haberme dejado hacerte lo único que podrías haber sido: un error