30 octubre, 2006

Montaña rusa emocional

Ayer estaba escribiendo una historia de un vestido de colores en la ventana de una tienda, que se me adhería a la piel y no quería irse jamás. El mismo vestido con el que bailaba calypsos, el mismo que hace unos meses dije que al día siguiente quería usar. Pero hoy en la mañana ya no veía un vestido de colores, buscaba fotos para postear y todas me parecían que no eran el que yo imaginaba.

Leí de nuevo lo que escribí y ya no sonaba dulce, ahora era forzado y falso. El vestido de colores no se movía cuando daba vueltas, era largo y cerrado. Entonces busqué otras palabras, las puse por aquí y por allá; borré otras que no calzaban y terminé por dejar en blanco la ventana de la entrada que estaba escribiendo.

Con la ventana en blanco siento como ese vacío cuando baja el carrito de la montaña rusa después de su punto más alto, pero lo siento en cámara lenta y me pregunto si se puede sentir en cámara lenta. En esos momentos sonrío a veces, pero dicen que mis ojos siguen estando como idos, tristes; y yo no sé... no los puedo ver.

25 octubre, 2006

Noches de pasillos largos

Pasillos largos y blancos, luz blanca y paredes blancas... y tanto blanco me enferma más. Camas blancas en habitaciones largas; mangueras largas y líquido blanco. Mi mente en blanco y largo, largo de aquí; larguísimo... mejor allá, en una casa, en una cama, en un árbol, en una playa.

Horas largas, que terminan en la blanca mañana y blanca sigue la mirada; la cara pálida. Caras largas, muchas caras largas; de los que sentimos dolor y los que lo sienten por extensión.

Ojos blancos y largos, jalados por las pesadas bolsas debajo de ellos; bolsas llenas de manecillas del reloj en diferentes posiciones, llenas de dictámenes, llenas de palabras que no se entienden. Ojos que se cierran y aún ven blanco, de la luz, de esperanza ¿?.

Noches negras de pasillos blancos; negro el pelo largo sobre la sábana blanca, negro el resultado sobre el papel blanco. Lágrimas blancas y sudor helado, sueños largos en la camilla.

23 octubre, 2006

El segundo paso...

Hace meses daba yo el primer paso y el primer paso lo dí mil veces, el segundo pues... no sabía ni siquiera cuál era. Habían unos que no me convencían, como aceptar que sólo una fuerza superior nos va a sacar de ese "abismo" en el que estamos; pero claro, el dramatismo aplica en las reuniones de AA. La explicación más dulce del segundo paso la encontré aquí, y hasta nos atrevimos a decir que era de las cosas más bonitas del mundo mundial.

Entonces entre los comentarios se encuentra uno muchas cosas, y le decía Víctor a Humo que:

"Como dice Sabato al principio de El Túnel, "la frase 'todo tiempo pasado fue mejor' no indica que antes sucedieran menos cosas malas, sino que -felizmente- la gente las echa en el olvido..." Al menos de vez en cuando habría que pensar que todo tiempo futuro puede ser mejor."

Yo siempre he pensado que tener buena memoria es una cosa maravillosa, acordarse de todas las fechas y todas las conversaciones; de lugares y de calles recorridas, de frases y de melodías; recordar detalles pequeños que resultan bonitos porque demuestran cariño y atención. Pero, como todo, tiene su parte no tan agradable: recordar perfectamente caricias y palabras que sería más sano olvidar; no poder dejar ir malentendidos o conflictos y hacerlos una bola de nieve. Repetir mil veces palabras que no se oyeron dulces y causaron dolor.

Ahora que mi memoria ha sufrido los efectos de todo este proceso que me ha tocado vivir recientemente pues muchas cosas han cambiado. El Dr. Botón dice que es normal, que muchas veces los efectos de las cosas que le ponen a uno para operarlo y luego contra el dolor causa eso. Sirena me dice que también puede ser de la carga emocional de las cosas que pasan. Yo pensé un día de estos que me sentía estos días más como protagonista que como espectadora, y que no se acuerda uno igual de lo que pasa cuando está en un rincón viendo la vida pasar que cuando se vive de verdad.

El pasmado/valiente y yo llegamos a la conclusión de que es mejor así por muchas razones: se me olvidan las cosas malas y las buenas son tan buenas que las tengo siempre presentes; y aunque a veces tiene que decirme todo mil veces porque no me acuerdo aún le resulta adorable (que no sabemos cuánto durará ese efecto). A mis amigos sí les pido disculpas porque sé que da pereza estar repitiendo las cosas y que se me olvide llamarlos o los planes que teníamos, o lo que es peor las historias que me cuentan y quién es quién y dónde aparecieron. Pero al mismo tiempo todas las historias se me hacen interesantísimas por más que me las cuenten tres veces o que se las cuenten a alguien más y ya la haya oído.

Así que bueno, creo que con un par de agendas y cuadernos puedo salir bien de compromisos que sí NO se me pueden olvidar; por lo demás creo que mucha gente ha vivido así siempre... sin acordarse muy bien de las cosas. Es sólo tomarle el gusto a esa memoria de teflón.

16 octubre, 2006

La dulzura del plural inconsciente

Mientras leo me doy cuenta de ciertas cosas; de sus amores, de sus penas. Me doy cuenta de sus trabajos que aman a ratos y les duelen otros, de sus tesis y sus clases que son parte de esa vida tan real de todos los días. Los leo dos veces, para ver si entendí del todo... si no había una señal secreta entre algún párrafo; y hago apuntes mentales de miles de preguntas y comentarios que se me ocurren.

Entonces al sentarnos en una mesa todo se sabe desde antes, y se sigue una conversación que parece que fue hace 20 minutos... y todos sabemos, todos entendemos; y los otros, que no son nosotros, no entienden nada; para ellos no tiene sentido ese pedazo de conversación que juran acaba de empezar.

Y nos reímos y sonreímos, lloramos a veces y nos enojamos sin tener que explicar por qué; ya todo se sabe... es una conversación tácita la de todos los días, que continúa sin parar. Ya todo se entiende y se usan las mismas palabras, las mismas frases; se habla esta cosa que suena a español y no es precisamente correcto.

Pero eso es normal, y pasa siempre; cuando se pasa mucho tiempo juntos, con los viajes y las noches de vinos. Pasa cuando llamás urgentemente a cualquier hora a contar la buena nueva o la mala muchas veces ya conocida. Pasa cuando se siente uno en casa al llegar a ese hogar donde dicen que viven solas (pero ahí viven más que en otras casas de muchos cuartos y muchas personas).

Lo que no pasa siempre es ese plural inconsciente que se nos escapa muchas veces. Entonces yo digo que:
"Te queremos", ella dice otro día: "Estamos felices por vos", él dice dulcemente: "Te extrañamos" y ella asegura: "Aquí estamos para lo que necesités"; dando por sentado este sentimiento compartido que podemos asegurar por los otros.

Y esas palabras salen y tal vez no nos damos cuenta siempre, pero en la segunda leída de los comentarios o de las conversaciones me doy cuenta y sonrío. De ser parte de un plural inconsciente dentro de tanta pluralidad consciente y a veces hasta obligada.

14 octubre, 2006

Como otra vida dentro de la misma

Así me siento viviendo estos días, la realización de las cosas que se planean pero nunca se llegan a realizar. Yo que me obsesiono con la publicidad me acuerdo del anuncio de Nokia que dice: "Un día me levanté y dije ¿Por qué no?", entonces seguro un día de estos yo dije igual que por qué no hacía tantas cosas.

¿Por qué no desvivirme por el pasmado/valiente y que él se desviva por mí?

¿Por qué no empujar con ellos que tanto les cuesta hacer lo que aman hacer?

¿Por qué no olvidar una calificación y hacer lo que se quiera hacer de la mejor manera?

¿Por qué no dormir menos pero vivir más?

Entonces tal vez en cambio me viva a mí misma un poco cada día, como tejiéndome un vestido que al mismo tiempo es la piel con la que salgo a caminar; vestido con el que me ve la gente y se siente feliz. Con el que salgo y bailo toda la noche al ritmo de sus calypsos y que él me acomoda por la mañana con sus caricias bajo la sombra de un árbol y acostados en la plaza.

Al recapitular se siente que es la misma vida, pero vivida de verdad. Cuando bailo y lo beso siento que es otra; como un paréntesis interminable dentro de un cuento, dentro de uno de mis libros.

08 octubre, 2006

La diferencia entre un pasmado y un valiente II

Se pierde después de 2 años de espera...

y tenemos a un pasmado valiente, que aún no puede ser un valiente valiente porque me tiene que pagar en retroactivo los 2 años de espera para despasmificarse.

Pero la verdad es que entre un valiente que después salga medio cobarde y un pasmado que después (muy después) salga medio valiente me quedo con el último... igual él se queda conmigo, así de loca y dispersa como estoy estos días.

Así que pasmazón vemos, valentía no sabemos... es cuestión de esperar.

La diferencia entre un pasmado y un valiente I

01 octubre, 2006

Fragmentos

OJALÁ HAYA
PERDIDO (TUS) OJOS,

PARA QUE NO (LOS)
VEA CUANDO
ME
DESPIERTO.



Me vestí de negro intenso,
casi bordado en el cuerpo;
para decirte que hoy te amo: te amo en negro,
negro de luto... negro eterno.


Ahora tengo un silbido en el oído que no es de la música del bar, es de tu voz callada que nunca me dijo nada y le dijo tanto a ella.


La miraba a ella, para estudiarla, para saber como era; para imaginarla desnuda con su pelo sobre sus pechos y moldear mi cuerpo en arcilla como ella, regalárselo a él en escultura para que me quiera.


Vestí mi espalda de hilos de plata que destejerías vos en la madrugada.