Hace tantos días que no me doy la vuelta por aquí, aunque no me he dado la vuelta por ningún lado. Luego de una noche de hospital terrible de hospital en mi casa nos quedamos sin Internet, por lo tanto se me ha hecho imposible venir; no puedo salir mucho de mi casa entonces es más difícil escaparme a un café como lo hice hoy.
Este post se iba a llamar
"Cuando el río suena, piedras trae", porque con tanta agua que me han dado ultimamente sonaba y sonaba el río. Pero traía piedras, o parecía traer. Piedras que nada tenían que ver con mi vientre, estas estaban un poco más arriba.
Hubo examenes y hospitales de nuevo, doctores con caras largas y gente preocupada. Sin embargo luego que mi cuerpo cantó de nuevo (dicen que oyen cantos cuando me hacen los ultrasonidos) estoy aquí bien... aparentemente sin piedras. Sólo unas molestias en el zapato de unas ausencias que se me están haciendo eternas.
Entonces tiro la piedra al inicio de la rayuela esperando que caiga no en el cielo, si no que a medio camino... en tierra Antigua que canta y canta, pero a veces desencanta. En vasija de cerámica que carga también agua; y que se llene la piedra de olor a almendras... que de alguna manera me mata.
A todos espero leerlos pronto, me hace falta darme la vuelta en esos bosques tan suyos. Pero por mientras me doy la vuelta en los bosques de papel y carátula pintada que me presta una biblioteca, o que me regala una mano amable. Y he escrito mucho, todo llegará a su tiempo.